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Rudolf Steiner y Antroposofía: una visión integral de nuestro desarrollo

Rudolf Steiner y Antroposofía: una visión integral de nuestro desarrollo

Al hablar del desarrollo del ser humano podemos encontrar variadas visiones, como por ejemplo la Psicología del Desarrollo. Ella nos aporta sobre los procesos cognitivos, afectivos, biológicos, etapas del desarrollo específicas y procesos que vivimos en común como especie, tanto desde que nos desarrollamos en el útero materno hasta que finalmente fallecemos.

Siendo una materia extensa, detallada, compleja y rigurosa, muchos quedamos con la misma pregunta cuando se trata de aprender de nosotros mismos y de nuestra estadía en el mundo, y esta pregunta es: ¿qué sucede con nuestro desarrollo espiritual?

El filosofo austriaco Rudolf Steiner también poseía esta inquietud, con lo que tras años de trabajo y búsqueda personal creó la Antroposofía, quien con sus propias palabras describe como “el sendero de conocimiento que quisiera conducir lo espiritual en el hombre a lo espiritual en el universo”. Su planteamiento es una cosmovisión espiritual del ser humano con áreas de aplicación en la educación, en la medicina, en la arquitectura, las artes, entre otras.


Particularmente dentro de su cosmovisión del ser humano y su desarrollo espiritual, él estableció los septenios, que es el estudio biográfico de las personas cada 7 años, y el estudio del temperamento.

Steiner enuncia que el desarrollo puede verse tripartitamente, hablando de maduración física, maduración anímica y maduración espiritual.


Esto quiere decir que en los primeros 3 septenios (de 0 a 7 años, de 7 a 14 y de 14 a 21) lo que prima es la consolidación del cuerpo físico de la persona, y la temática central es el conocer la vida en la cual encarnamos. Luego, con nuestros órganos y cuerpo ya consolidados, comienza el desarrollo anímico, entre los 21 y 42 años. Lo que prima en esta etapa es la aceptación de la vida y trabajar en lo que uno vino a aportar a este mundo. Finalmente, entre los 42 y los 63 (y en adelante) encontramos el periodo del desarrollo espiritual, donde comienza la recapitulación de la vida, donde el alma se pone en servicio del espíritu para que él pueda expresarse, junto a las virtudes de la humildad, la aceptación y el amor.


En resumen, la antroposofía nos plantea un camino evolutivo de nuestro desarrollo humano, dividiendo nuestra estadía en el mundo en tres: encarnar y desarrollar nuestro vehículo en el mundo que es nuestra corporalidad, luego aceptar nuestra realidad y aportar al mundo lo que vinimos a entregar, para finalmente poder expresar nuestro espíritu y sus cualidades en el mundo.


Nicolás Gabriel, Psicólogo Clínico, formación en visión humanista transpersonal.

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